Las
zonas erógenas son lugares de nuestro cuerpo donde las caricias producen sensaciones placenteras.
No se trata de puntos arbitrarios: son aquéllos en los que se concentra gran cantidad de
terminaciones nerviosas y gracias a ello responden con una especial
sensibilidad ante una
estimulación adecuada.
La estimulación de las
zonas erógenas son el complemento perfecto para entrar al
sexo. Nombrando dentro de estos puntos sensibles del cuerpo del hombre y la mujer:
- Los Pezones.
- El Clítoris.
- El Pene.
- Las Tetillas.
- El Ano.
Las
zonas erógenas son descubiertas desde nuestra infancia y se irá incrementando su conocimiento y entendimiento en la etapa de la pubertad y cuando somos adultos.
Estando ya adultos, espesamos la experimentación de nuevas sensaciones con el
inicio de nuestra vida sexual, siendo este el inicio y descubrimiento de cada parte de nuestro cuerpo.
Con el tiempo las parejas han dejado los prejuicios
descubriendo un mundo nuevo y placentero, dado en caricias y amor mutuo, permitiéndose así en muchos casos
salir de la
rutina y el aburrimiento sexual que dejan los años de convivencia.
Muchos hombres y mujeres después de experimentar las bondades de los Juegos Sexuales estrechan comienzan una nueva etapa en su vida.
Las Zonas Erógenas del Hombre y la Mujer
El
masaje del cuero cabelludo produce un relax muy placentero, por lo que resulta recomendable al comienzo y al final del acto sexual. Utiliza los pulgares para dar a tu pareja suaves masajes circulares. También masajea las sienes y el centro de la frente.
Los párpados masculinos y femeninos están repletos de terminaciones nerviosas que se excitan facilmente. Los besos, los lamidos suaves con la lengua y las suaves caricias con los dedos, producen sensaciones muy agradables y estimulantes.
Las orejas son partes del cuerpo muy sensibles, y en contra de la creencia general, las de los hombres suelen serlo más que las de las mujeres. Hay dos partes muy sensibles en los dos sexos: el lóbulo de la oreja y la parte trasera. Sin importar el sexo de tu pareja, prueba la siguiente técnica: introduce la punta de tu lengua en el interior de su oreja y traza circulitos. Después lame el lóbulo de la oreja y aprisionalo entre tus labios, apretandolo suavemente. Puedes repetir los movimientos y alternar con caricias en las otras partes de la oreja con tu lengua y tus labios. También puedes soplar un poco, detrás de la oreja. Si a estas caricias y mimos le añades una dosis de palabras cariñosas y de suaves susurros seguro que derritirán de placer a tu pareja.
La sensibilidad de los
labios aumenta con la excitación haciéndolos muy sensibles al roce y la caricia de otros labios y otras partes del cuerpo. La lengua permite realizar suaves caricias en cualquier parte del cuerpo de tu pareja y es para muchas personas, el vehículo para obtener los juegos sexuales más sensuales y excitantes.
Con las manos o la boca se pueden estimular estas zonas de especial sensibilidad produciendo placenteros escalofríos. En el caso de que tu pareja sea un hombre, tendrías que proceder con energía, ya que su piel en el cuello es más gruesa, y además, muchos hombres interpretan una boca agresiva como un signo de excitación. A mayor presión sobre el cuello masculino, más placer y excitación le producirás. Si tu pareja es una mujer, besa, lame y acaricia su cuello, y además frota y masajea con suavidad los hombros. Psicológicamente, la nuca transmite una sensación de confianza a quien recibe la caricia, y de ternura al que la lleva a cabo.
El pecho del hombre responde sexualmente pero con menos intensidad que el de la mujer. Los senos de una mujer son muy sensibles sexualmente y se trata de un centro de placer sexual femenino. Los pechos pueden ser estimulados de muchas maneras. Pueden ser acariciados y masajeados, mediante besos, lamidos, etc. Prueba esto: cubre todo su pecho de besos húmedos, de arriba a abajo, y realiza pequeños lametones. Sopla en la superfície húmeda. Esta alternancia entre frío y calor en el pecho resulta muy exitante (también en el hombre).
Una practica sexual muy exitante para los dos, es la de masturbar al hombre mediante los pechos de ella, simplemente colocando el pene entre los dos pechos, y apretarlos de manera que el pene quede sujeto entre ellos y realizar movimientos verticales como en el coito. Esta forma de masturbación masculina con la pareja es muy excitante para muchos hombres y mujeres.
Los pezones son extremadamente sensibles tanto en los hombres como en las mujeres. Se pueden soplar, succionar, pellizcar suavemente o apretar entre los labios mientras se le dan ligeros toques con la lengua.
Una estimulación manual suave en la zona axilar y la cara interna del antebrazo resulta muy placentera, pero siempre que se evite producir cosquillas. Como extensión de la línea mamaria requiere una estimulación muy suave.
La parte interna del codo resulta una zona erógena de carácter secundario y tiene utilidad en combinación con otras zonas, pero no de forma independiente.
Las manos tienen más de 40.000 terminaciones nerviosas esperando a ser estimuladas. Pon la mano de tu pareja sobre tu boca y recorre la plama con sólo la punta de la lengua. Es una sensación inusual y muy exitante.
Otra forma es trazar circulos desde dentro hacia afuera (en espiral) sobre la palma de su mano con tus dedos. Sube y baja por sus dedos con sólo las yemas de los tuyos, y acaricialos suavemente.
La receptividad nerviosa de los dedos es utilizada continuamente para sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en un medio muy adecuado para sentir el cuerpo de la pareja.
A los lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que pueden estimularse de forma muy efectiva por medio oral o manual, siempre en sentido ascendente o descendente. Frente al hueso sacro existe una zona más sensible que el resto, donde se juntan espalda y trasero.
Responde muy bien a frotamientos y besos suaves. El área alrededor del ombligo es muy sensible en las mujeres.
No toda estimulación de una zona erógena será siempre placentera. Depende de varios factores, como la destreza del amante en la estimulación, o simplemente en la predisposición del receptor/a. El descubrimiento y exploración de las zonas erógenas debe ser cariñoso, sensual, y pensado, es decir, decidiendo previamente qué partes del cuerpo quedan fuera del juego (si las hay). Además, no todas las terminaciones nerviosas existentes son iguales para todos y por lo tanto no todos tenemos las mismas zonas erógenas con igual nivel de sensibilidad. Depende de cada persona.
En el hombre, el área que va del ombligo al pubis está repleta de terminaciones nerviosas. Para excitarlas, traza una linea vertical por ese camino, no sólo con las manos, también con la lengua y los labios. Lame, succiona, y mordisquea. Puedes trazar una linea horizontal a traves del abdomen, de cadera a cadera.
Especialmente sensible en los hombres. Recorre la ingle con los dedos, y haz un suave masaje desde la cadera hasta el interior del músculo. Combínalo con besos en la cara interna del muslo. Recorre con los dedos todo el interior de la ingle en dirección a su pene hasta llegar a la parte inferior de los testículos. Presiona el perineo varias veces. Esta técnica puede ser un excelente preludio al sexo oral.
El muslo interior, donde la piel es más suave, es un área muy sensible que puede ser fuente de placer si se acaricia, lame o besa. Prueba hacer frotamientos circulares.
Contienen muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas con facilidad mediante pequeñas palmadas o fricciones. En las mujeres, funcionan mejor los masajes que las levantan y las abren que los que las aplastan y cierran. Si tu pareja es un hombre, una vez excitado, puedes volverlo loco de pasión golpeando pellizcando o masajeando su trasero. Si haceis el amor en la postura del misionero, aprovecha y golpea suavemente sus nalgas, o bien estrujalas con fuerza. Acaricia uno de los puntos favoritos de los hombres, allí donde confluyen espalda y trasero. Usa las dos manos.
Es el llamado punto G masculino por las sensaciones tan intensas que produce. La única forma de llegar hacía este músculo directamente es a través del ano, aunque puede estimularse también a través del perineo.
De gran sensibilidad tanto en el hombre como en la mujer. Se puede estimular mejor con suaves movimientos circulares con la yema de un dedo o con la punta de la lengua.
La zona comprendida entre los órganos genitales y el ano es muy sensible a la estimulación y de la cual disfruta poca gente. En el caso de la mujer, esta zona reacciona muy bien a la presión de los dedos o a las caricias circulares. En el caso del hombre, es más sensible aún, debido a que bajo la piel de encuentra la próstata, el llamado punto G masculino. Presiona fuertemente con sólo uno o dos dedos sobre la piel que hay detrás del escroto. No lo hagas más de un segundo. Repite varias veces. La combinación de la estimulación del perineo, a la vez que practicas sexo oral, resulta extremadamente placentera.
Los pies están llenos de terminaciones nerviosas que proporcionan sensaciones muy placenteras. Hagas lo que le hagas en los pies, procura no hacerle nunca cosquillas. Para empezar, puedes darle suaves masajes en la planta de los pies, empezando por el tobillo y bajando hasta los dedos. Estira y haz masaje en cada dedo. Termina con un masaje en el puente del pie. Evidentemente, aparte de un masaje, puedes atreverte con juegos más sensuales, como chupeteos, lametones, pequeños mordiscos, etc. Un juego sexual que puede resultar muy satisfactorio para los dos, es el de usar los pies para jugar con los genitales de la pareja. Eso si, siempre hay que actuar con mucho cuidado ya que con lo pies no existe tanto control que con las manos.
Los genitales
Un punto especial merecen los genitales de ambos sexos, ya que contienen el mayor número de terminaciones nerviosas sensitivas y la estimulación de estas áreas produce las sensaciones sexuales más potentes.
Los genitales de la mujer
Es la parte más sensible sexualmente del cuerpo de la mujer y la más fácil de estimular. Debe hacerse suavemente y sin precipitación, para que no resulte molesto. Tienes que evitar tocar el clitoris si esta seco, por ello, lubrica con saliva tus dedos antes de tocarlo. La estimulación del clítoris con el extremo del pene erecto del compañero es una sensación extremadamente placentera para muchas mujeres.
La entrada de la vagina es rica en terminaciones nerviosas y reacciona con intensidad a toda clase de caricias. Los labios menores de la vagina son mucho más sensibles que los mayores, sobretodo a lo largo de la superficie interior. En la pared frontal de la vagina se encuentra el denominado punto G, terriblemente sensible a la estimulación erótica. Un divertido juego sexual que pueden practicar todas las mujeres a solas o con la pareja es la búsqueda exacta del punto G.
Los genitales del hombre
Son extremadamente sensibles. Pueden estimularse con la lengua, mediante suaves lamidos o manualmente mediante caricias. Siempre hay que ir con cuidado y no dar toques bruscos ni golpes.
Es la zona más sensible de un hombre y por lo tanto donde recibe las sensaciones más intensas y placenteras.
Todo el pene es muy sensible, pero hay dos partes que lo son extremamente:
- El glande, o cabeza del pene, es extremadamente sensible, sobretodo en su extremo (la corona) ya que es particularmente rico en terminaciones nerviosas.
- El frenillo, o también llamado punto V del hombre.
Debido a la extrema sensibilidad de estas dos partes del pene, la mejor forma de estimulación es la oral, ya que el contacto con la lengua es mucho más suave que con las manos o los dedos. Se pueden dar pequeños golpecitos con la punta de la lengua y suaves lamidos dando circulitos encima, alternando con pasadas verticales y horizontales. En caso de que se usen los dedos o cualquier otra parte del cuerpo u objeto, hay que tener la zona bien lubricada para que el contacto sea suave.